Heratóstenes de Hispania.
Decía en mi último comentario sobre el escándalo de la inmobiliaria PROGEA, cuyos efectos político-empresariales llegan hasta Asturias de la mano de responsables de IU, tales como el ex concejal, Juan Antonio Hevia Braña, (más conocido como Toni Hevia, a secas), que resultaba imposible no preguntarse por el destino de los beneficios que le ha reportado a la Fundación de Investigaciones Marxistas su participación de nada menos que del 40% en la, a su vez, Fundación PROGEA, propietaria final del Grupo PROGEA, a raíz de su constitución en 2003 por iniciativa de su presidente vitalicio, Carlos Lujan, antiguo militante del PCE, y de cuyo litigio judicial con otros socios afines a IU y al PSOE informa hoy oportunamente el editorial de EL COMENTARIO. TV.
Leyendo la transcripción de la entrevista realizada por el canal 44 de la televisión aragonesa a Carlos Luján, y que recoge la web (www.elpollourbano.net), obtenemos una serie de datos de sumo escándalo sobre esta trama político-empresarial, pero, insisto, lo que más me escandaliza o me llama la atención de manera vehemente, es el papel jugado por la susodicha Fundación de Investigaciones Marxistas. Pues más allá de la evidente contradicción -por decirlo eufemísticamente, pues se me antoja cuasi delictiva- que se observa en los fines para lo que fue creada, no se puede negar que la gestión y administración de esta participación en la Fundación PROGEA es cuando menos algo sorprendente desde el punto de vista financiero.
En este sentido, no me resisto a calcular someramente unos números, aunque sean gordos, para ver el alcance del asunto. Veamos:
En la entrevista a Carlos Luján se dice que el beneficio del Grupo Progea en 2004 había sido de 1.500 millones de las antiguas pesetas, es decir, unos 9 millones de euros aproximadamente (si bien luego se precisa que los socios contendientes acabaron declarando en las cuentas anuales la mitad de los mismos).
Si cogemos, grosso modo, esa cantidad de 9 millones de euros como el EBITDA empresarial del grupo en ese año (es decir, como el resultado obtenido antes de intereses, amortizaciones, impuestos, depreciaciones, etc) y lo multiplicamos por 9 ó 10 (que es un parámetro normal para una empresa inmobiliaria de este tenor) tendríamos, más o menos y a bote pronto, una valoración de la empresa de unos 81 ó 90 millones de euros, lo que coincide, por otra parte, con las declaraciones emitidas en la entrevista, donde se señala que la valoración del grupo estaría en torno a los 15.000 millones de pesetas o 90 millones de euros aproximadamente (y eso sin tener en cuenta que Carlos Luján apuntaba que se podía llegar incluso a duplicar los beneficios en los años siguientes).
En consecuencia, si la participación de la Fundación de Investigaciones Marxistas era del 40 %, su valor sobre esos 90 millones de euros sería de unos 36 millones de euros.
Pues bien, resulta que la Fundación de Investigaciones Marxistas, que depende, no se olvide nadie, del PCE, va y se desprende de su participación, en favor de la Fundación PROGEA, por el montante de 775 millones de pesetas o 4,65 millones de euros aproximadamente, según declara Luján en su demanda (pueden verse copia de los talones en la web de el pollo urbano).
¡¡Es decir, una participación aproximada de 90 millones de euros se vende por sólo 4,65 millones de euros!! Es increíble ¿verdad? ¿Cómo es posible que unos administradores, gestores o lo que sean, pueden vender algo a tan bajo precio? ¿Tan desesperados y necesitados de recursos estaban? ¿No tenían quien les asesorara?
Yo esto, que el pueblo de Dios me perdone, lo veo no negro, negrísimo. Tan negro, tan negro, tan negro, que casi (sólo casi) no entiendo nada. ¿Ustedes lo entienden? Porque si hay un alma caritativa que pueda explicar esta oscuridad tan negra como el mayor de los pecados, que sepa que habrá cumplido con una de las virtudes cristianas que es la de enseñar al que no sabe.
¿Podrá el socialcrististiano y coordinador de IU, Gaspar Llamazares, explicarnos la naturaleza de tan flagrante oscuridad pecadora? ¿Debería intentarlo con todas sus fuerzas, tanto más cuanto que tiene a la coalición de izquierdas en la bancarrota? ¿O debería explicárnoslo Francisco Frutos, tras una investigación marxista? ¿O los dos a la vez? ¿O esto va a resultar imposible, porque no sólo están a la greña muy duramente, sino que explicar estas cosas pueden acabar siendo todavía más negro que su futuro político, ya de por sí depauperado? ¿O quizás debamos acudir al ex director de la Caja Ahorros Inmaculada de Zaragoza (CAI), Luis Cavera, artífice mediador en la compraventa de marras, que dió todo tipo de facilidades para que la operación se cerrase con éxito? ¿Podrá él informarnos adecuadamente? ¿O también aquí buscar esta vía de clarificación va a ser más difícil que comprender el misterio de la inmaculada concepción? ¿Debería el Ministerio de Hacienda entrar a saco y averiguar algo? Quién sabe…
Puede que hasta incluso, y en último extremo, en un arrebato místico-político, abrasado del amor hacia el pueblo de Dios, Toni Hevia, se decida a darnos un poco de luz en medio de tanta turbación, tanta iniquidad, tantas incógnitas negras y tanto pecador de la pradera. No perdamos la esperanza, pues como dice el adagio: por sus frutos lo conoceréis.
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