¡RÓMPESE UN TONEL!
ANTECEDENTES
Hace ahora un año, el Colectivo de Vega en Defensa del Medio Rural hizo la presentación de unos vasos de sidra diseñados por artistas asturianos, en la que anunciábamos nuestra pretensión de seguir trabajando en más iniciativas. Aquí está, por tanto, esta publicación, con la que queremos dar continuidad a la nuestra defensa del medio rural.
AUTORES
– El texto y la labor documental (búsqueda, localización y clasificación de información periodística entre 1881 y 1930 sobre la sidra) ha sido realizada por Juan Carlos Río García (Colectivo de Vega en Defensa del Medio Rural).
– El diseño, la maquetación, la coordinación, la recopilación de imágenes de la época y el resto de las labores previas a la edición, han sido realizadas también por distintos miembros del Colectivo de Vega en Defensa del Medio Rural.
– El prólogo se debe a Javier Morán y la portada a Melquiades Álvarez.
– El libro contiene cerca de cuatrocientas imágenes y se completa con colaboraciones de reconocidos historiadores, escritores, artistas, columnistas, etc., que aportan su particular visión sobre la recopilación “tonelera” hecha por el Colectivo. Son los siguientes: Carlos Acuña, Mabel Álvarez Lavandera, Melquiades Álvarez, Xuacu Amieva, Ladislao de Arriba, José Arias, Xesús Cañedo, José María Díaz Bardales, Reyes Díaz, Alfonso Fernández Canteli, Cándido González Carnero, Josefina Junco, Rafael Loredo Coste, Pablo Maojo, Pedro Martino, Ángel Mato, Miguel Mingotes, Alfonso Peláez, Luis Miguel Piñera, José Luis Rendueles, Julio Rodríguez, Lola Salvador Maldonado, Covadonga Valdés Moré, Rubén Vega y Nuria Villemur.
CONTENIDO
Nos pareció oportuno escoger como hilo conductor del libro la sidra, por representar un vínculo ideal entre urbe y campo, por su importancia económica y cultural de nuestra región y por ser una clara seña de identidad de los asturianos. Razones, a nuestro modo de ver, que justifican la protección, defensa y promoción de este mundo.
El trabajo revela e incide en facetas desconocidas del mundo comercial de la sidra, como la práctica en otras épocas de titular los toneles como reclamo publicitario. En ese sentido representa una interesante prueba documental que ayuda a reafirmar las raíces de esta cultura con nuestra región (y no con otras con más visión comercial que la nuestra, como el País Vasco, que pretenden acaparar sus orígenes).
Aún así, el libro no pretende ser una disertación científica o histórica, pues no somos especialistas. Queremos que sea una invitación a la reflexión, pues la muestra de estos casi doscientos nombres de toneles permite realizar una mirada al Gijón de antes y pensar sobre los que fuimos, lo que somos, lo que perdimos, lo que ganamos…lo que olvidamos.
También pretende ser un tributo a un fundamental elemento del medio rural: su paisanaje, la gente que con su ejemplo demostró que hay valores que transcienden a los tiempos y a los lugares que nos tocan vivir: dignidad, trabajo, humanidad, respeto, palabra, defensa del medio rural… Por eso se dedica a los abuelos e incluye una muestra fotográfica del paisanaje de Vega de aquellos tiempos.
Toneles del mejor palo Barricas con nombre propio y mucha historia
El Colectivo de Vega reivindica el paisaje y el paisanaje rural con un libro sobre la sidra
LA NUEVA ESPAÑA 22-11-2011 Miriam SUÁREZ
«Toneles con nombre propio que nos recuerdan lo que fuimos. Una mirada al Gijón de antes a través del mundo de la sidra». Con estas dos frases, el Colectivo de Vega en Defensa del Medio Rural anuncia la presentación del libro «¡Rómpese un tonel!» en un marcapáginas dibujado por Melquíades Álvarez. El tamaño del soporte exige concisión. Pero ese reclamo resume vidas enteras, las de quienes «trabajaron la tierra y sacaron de ella lo mejor».El Colectivo de Vega ha estado recopilando documentación durante más de dos años para rendir tributo al paisaje y, sobre todo, al paisanaje de aldea. «A la dignidad y honradez de nuestros abuelos», en definitiva. Es otra forma de reivindicar el medio rural, que les permite, además, recaudar fondos para la lucha que libran contra el urbanismo desmedido en otros ámbitos como el judicial.
El título del libro recuerda el momento en el que se abría un tonel de sidra para su degustación en espicha. Lo que en jerga lagarera se conoce como «romper el tonel». Un ritual que se publicitaba en la prensa de la época, convirtiéndose en un acontecimiento de proyección comercial. Almacenes y lagares se abrían al público. Y hasta se les ponía nombre a los toneles.
Esta práctica empezó a perder fuerza a partir de 1920. En el libro, se recoge una muestra de 200 referencias. «La defensa del medio rural no ha de verse como un asunto menor, ni como la pretensión a ultranza de conservar un paisaje. No entendemos el paisaje sin gente, sin conocimientos, sin cultura y sin tradiciones vivas», expone el colectivo. «Cuando se transforma el territorio sin más criterios que los dictados por la codicia, no sólo perdemos una tierra fértil, se nos va un medio de vida y se castiga con el desarraigo a quienes atesoraron unos saberes condenados al olvido», prosigue.
«¡Rómpese el tonel!» pone en valor toda esa herencia. El texto y documentación es de Juan Carlos Río. De coordinar los contenidos se ha ocupado Carmen Suárez. Los vecinos aportaron sus fotografías antiguas. Y artistas como Melquíades Álvarez, Josefina Junco, Mabel Lavandera y Pablo Maojo prestaron su colaboración a la causa junto a Rubén Vega, Miguel Mingotes, Nuria Villemur, Alfonso Peláez, Rafael Loredo, José Luis Rendueles, Julio Rodríguez, Reyes Díaz, Alfonso Fernández, José Arias, Covadonga Valdés, Xesús Cañedo, Ángel Mato o Carlos Acuña.
También arrimaron el hombro la guionista Lola Salvador Maldonado (medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes 2011), el sindicalista Cándido González Carnero, el cocinero Pedro Martino, el escritor Luis Miguel Piñera, el columnista Ladislao de Arriba, el sacerdote José María Bardales y el gaitero Xuacu Amieva. Así hasta llegar a 192 páginas, cuyo prólogo firma Javier Morán, periodista de LA NUEVA ESPAÑA. El próximo viernes (19.30 horas, Antiguo Instituto) saldrá a la luz todo ese esfuerzo.
A finales del siglo XIX surgió la costumbre de bautizar los toneles. Muchas veces, con nombres alusivos a los acontecimientos de la época. Sobre estas líneas, anuncio de «La Desgracia», de 29 de junio de 1902, días después de que una lancha de oficiales de la Academia de Artillería de Segovia chocase en El Musel con un vapor de pesca. A su lado, el tonel «Italia-España», que se rompió antes del primer partido internacional que se jugó en El Molinón (22 de abril de 1928). A la derecha, se hace referencia a la compra de votos por parte de los caciques en las elecciones generales de 1918.
Éxito de la presentación del libro «¡Rómpese un tonel!»
LA NUEVA ESPAÑA 26-11-2011
El Colectivo de Vega en Defensa del Medio Rural presentó ayer con gran éxito de convocatoria en el Antiguo Instituto el libro «¡Rómpese un tonel!», que rinde tributo al paisaje y al paisanaje de aldea.El volumen recoge una muestra de 200 referencias a la costumbre de «romper un tonel». El texto y documentación es de Juan Carlos Río. De coordinar los contenidos ocupó Carmen Suárez, y los vecinos aportaron fotografías antiguas. El prólogo es obra de Javier Morán, columnista de LA NUEVA ESPAÑA. Y artistas como Melquíades Álvarez, Josefina Junco, Mabel Lavandera y Pablo Maojo prestaron su colaboración a la causa, junto con muchos otros.
‘¡Rómpese un tonel!’, memorias en apoyo a la aldea y la sidra
Un libro editado por el Colectivo de Vega en Defensa del Medio Rural incluye fotos, relatos y recortes de prensa
EL COMERCIO 26.11.11 -Ó. CUERVO | GIJÓN.
«El ideal de una República, bien organizada, debía ser un lagar de sidra. Libertad, igualdad y fraternidad; he aquí la trilogía que ostentan, como divisa, los devotos de los llagares». Así relacionaba Serafín Galguera en 1926 los valores de una República justa con los llagares, lugares que, como todo asturiano sabe, protegen y guardan el elixir regional por antonomasia: la sidra. ‘¡Rómpese un tonel!’ es un libro de 194 páginas y de gran formato editado por el Colectivo de Vega en Defensa del Medio Rural que repasa, a través de fotografías y reproducciones de recortes de prensa de la época, los diferentes nombres que dieron personalidad a alrededor de 200 toneles de finales del siglo XIX y principios del XX.
Esta publicación fue presentada ayer en el Centro de Cultura Antiguo Instituto, un libro que servirá de apoyo moral y económico al Colectivo de Vega, una asociación que triunfaba hace un año con una serie de vasos de sidra y que suponía un paso más en las reivindicaciones del colectivo, más allá de las marchas verdes.
Esta «técnica publicitaria» relacionada con el mundo de la sidra consistía en otorgar un nombre relacionado con un acontecimiento local e internacional de cierto interés como gran reclamo para la degustación y venta de la sidra almacenada en las tripas de estos gigantes de madera. Una práctica que, según explican, estuvo en vigencia desde finales del siglo XIX hasta, más o menos, el año 1930. «Las referencias se concentran en las dos primeras décadas del siglo XX, aunque con contrastes. En 1902 y 1906 hay muchas referencias a estos nombres, pero en 1907, 1909 o 1919, apenas hay, fundamentalmente por las políticas fiscales».
Diversos autores, incluidos colaboradores de este periódico, completan la obra con fotografías y relatos.
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