VASOS

El viernes 19 de noviembre, a las 13,30, el Colectivo de Vega en Defensa del Medio Rural presentará en el llagarín del Museo del Pueblo de Asturias el inicio de una serie de vasos de sidra grabados según diseños de artistas asturianos.

Con una tirada por artista de 500 vasos, numerados y con fe de autor en un papel adjunto, la serie se inicia con Alejandro Mieres, Reyes Díaz, Francisco Fresno, Mabel Alvarez Lavandera,Carlos Acuña, Melquíades Alvarez, Josefina Junco y Pelayo Ortega, y continuará con José Arias, Javier del Río, Pablo Maojo, Miguel Mingotes, Ramón Prendes, Francisco Velasco, Fernando Redruello…

Se podrán adquirir en Cornión (Merced, 45, teléfono 985 342 507) o en el propio colectivo ( info@defensarural.org).

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Llevamos siete años intentando proteger nuestra zona rural, respondiendo de muchas formas a quienes pretenden su desaparición. Y una de ellas es su defensa legal, que precisa recursos económicos para pagar a abogados, peritos, obtención de documentación, y todo eso. El empeño de la administración en cargarse la zona rural nos ha ocasionado unas necesidades financieras importantes, de aquí esta colección de vasos de sidra que, en la medida de nuestras posibilidades, se irá ampliando con la generosa colaboración de más artistas que nos muestran su apoyo.
Pero además, tras esta iniciativa hay algo importante que aprendimos de nuestros abuelos. Ellos nos enseñaron lo bueno de la imbricación de los dos mundos que desde hace tiempo se dan en Gijón: el rural y el urbano. Nos enseñaron que se puede vivir la calle, el taller, la sidrería, la pomarada…, y en cada ambiente aplicar lo que uno sabe, que está conectado con el mundo y que utiliza lo que conoce para aplicarlo a su realidad más próxima. La sidra y su rico universo es vínculo de saberes entre urbe y campo, entre sidrerías y pomaradas, entre urbanitas y aldeanos, entre barrios y parroquias. Así nos surgió esta idea de los vasos, pero fue la magia y la generosidad de estos artistas las que permitieron hacerla realidad.
La riqueza medioambiental que tenemos parece no importar a quienes sólo ven en la tierra y el campo una superficie donde colocar ladrillos y hormigón. Sin embargo, sin tierra no hay pumares, sin pumares no hay manzana y sin manzana no hay sidra que valga. Tenemos unos responsables de lo público, que lejos de facilitar el aprovechamiento de nuestros generosos recursos naturales, no dudan en destruirlos aunque sea para cambiar un suelo fértil por pisos vacíos. Con esta ceguera ¿nos extraña, que ya se piense fuera que la sidra no sea asturiana sino vasca? Aun sabiendo que esta lucha es desmesuradamente desigual, no nos resignamos al futuro que nos preparan y estos vasos de sidra son una muestra de los activos ignorados de nuestra tierra.
Nuestra idea es continuar con otras cosas «similares» a la de los vasos, y con el mundo de la manzana y la sidra de por medio, que nos hablará de lo que fuimos en el “Gijón de antes”, de lo que sabíamos y de lo que estamos perdiendo a medida que desaparece la aldea.