Voracidad sin límites

El gobierno PSOE-IU en Xixón ha lanzado a bombo y platillo una reforma
del PGOU que permitirá construir en la zona rural, hasta ahora protegida,
más allá de la Ronda Sur, y para justificarlo se alega que con
ello se abaratará el precio de la vivienda y se conseguirán viviendas
para los sectores más desfavorecidos.

Entiendo que estas premisas no están acreditadas por prueba objetiva
alguna. Por un lado, poner, de repente, gran cantidad de suelo en el mercado,
permitiendo el libre acceso al mismo, lo único que logrará es
que se haga con el mismo el gran capital de la construcción, el cual,
como es sabido, intentará sacar la mayor rentabilidad propia, importándole
poco que el precio de la vivienda siga siendo caro. Además, olvidan nuestros
próceres municipales que en la especulación urbanística
y en la financiera, que le va ligada por la importante presencia bancaria, a
través, sobre todo, de los créditos hipotecarios, está
la máxima causa de los altos precios de la viviendas. No es el suelo,
en sí mismo, lo que sube el precio de la vivienda, sino su detentación
por sectores inmobiliarios especulativos. Por ello, la propuesta del PSOE-IU
no abaratará la vivienda.

Durante mucho tiempo no se permitió en esas zonas a nadie mover ni una
piedra, ni para construir ni para reformar, lo que obligó a muchas personas
a desplazarse a comprar vivienda a las zonas inmobiliarias en auge (Montevil,
etcétera). Medidas menos restrictivas encaminadas a permitir construcción
de vivienda unifamiliar o pequeñas construcciones hubieran permitido
que pequeñas empresas de construcción o cooperativas pudieran
acceder a suelo, y por lo tanto, construir en condiciones de mayor competencia.
Por el contrario, una cantidad de suelo importante ofertada al mercado irá
a manos de los de siempre.

Por otro lado, no explican nuestros/as ediles qué papel van a jugar,
si es que va a jugar alguno, la Empresa Municipal de Vivienda en la gestión
del suelo. Mientras esta empresa siga siendo una mera oficina administrativa
de concesión de subvenciones, renunciando a ejercer como constructora
o gestora de suelo, el Ayuntamiento seguirá renunciando a regular el
mercado, y, por lo tanto, el precio de la vivienda no bajará.

Además, ¿hace falta tanto suelo? ¿Quién va a comprar
tanta vivienda? Hay datos objetivos sobre la perdida de población de
Xixón y su crecimiento vegetativo casi nulo, cuando no negativo. O sea,
que si cada vez somos menos, esas viviendas no sabemos quién las va a
comprar, salvo que Xixón se convierta en una zona de tipo residencial
que atraiga gentes de otros municipios (prejubilaciones, etcétera). Si
ése es el enfoque, no va disminuir el precio, pues la oferta de suelo
no redundará en beneficio de la ciudadanía de Xixón, sino
que se verá compensada por un aumento de la demanda, que irá vinculada
a sectores de la ciudadanía que en nada tienen que ver con las personas
más desfavorecidas de Asturies. Al final PSOE-IU, incumpliendo promesas
electorales, gestionarán suelo para los sectores más pudientes
de la sociedad, y no para el conjunto de la ciudadanía.

Pero causa extrañeza que se diga que hace falta suelo cuando los estudios
dicen que hay tantas viviendas vacías en Xixón como las que se
pretenden construir, o sea, unas veinte mil. Qué fue de aquellos estudios
realizados por gentes cercanas al PSOE-IU, para qué sirvieron los estudios
hechos por conspicuos jóvenes gijoneses que cobraron cuantiosos sueldos,
qué fue de la cooperativa El Abellugu, de las recomendaciones del Conseyu
la Mocedá, etcétera. Nada de nada, se pagó dinero a los/as
amigos del poder, para después desperdiciar sus recomendaciones.

Medidas fiscales, de subvenciones o de actuación del Ayuntamiento como
garante del impago de alquileres, ayudarían a poner dichas viviendas
paradas en el mercado, tanto de compraventa como de arrendamiento, y ello sí
abarataría la vivienda. Pero, claro, esas viviendas no están en
manos del sector de la construcción, sino en manos de sectores de nivel
de renta medio, y a ésos no es a los que quiere defender este gobierno
municipal.

En resumen, medidas que se toman a la espalda del vecindario de la zona rural,
y claramente en su perjuicio, y que no permitirá a los sectores sociales
más desfavorecidos, sobre todo a obreros/as y jóvenes, acceder
a vivienda más barata. Para desgracia de sus votantes y del pueblo gijonés,
este gobierno continúa haciéndolo para los de siempre.